¿Te sientes cansada, tampoco tienes tiempo para ducharte? ¿Te sientes sola y constantemente culpable? ¿Piensas que has perdido tu propia identidad?
Cuando nace un bebé, no solo nace una persona que va a cambiar toda nuestra vida, también nace una madre y un padre. Además, aparecen los conflictos y las dificultades que conllevan estos cambios. Los cambios son muchos, desde cambios para aprender a ser padres, hasta el cansancio al atender las necesidades del bebé, mantener la casa, cuidar la relación de pareja y familiares. Y para la madre es algo todavía más duro porque además está pasando por una transformación física, hormonal, psíquica y emocional inmensurable. El posparto es considerado por la medicina el periodo de 40 días después de que la mujer haya dado a la luz. Desde mi punto de vista, es una definición médica inexacta, porque en realidad nuestro cuerpo no tarda solo 40 días en recuperarse.
Mucho menos en circunstancias como un duelo gestacional o perinatal, una depresión posparto o incluso si hay prematuridad o enfermedad; desde mi experiencia en consulta, este periodo de recuperación se extiende a mucho más. No podría ser diferente, ya que las mujeres se encuentran en un momento muy vulnerable de recuperación física, mental y emocional.
Es una transformación psicoafectiva importante. Uno de estos cambios son los niveles de las hormonas como la oxitocina y la prolactina que aumentan para ayudar a que tengas mayor atención por el bebé y produzcas la leche.
Los cambios emocionales también son evidentes, es un periodo donde puedes sentirte muy realizada y comienzas a experimentar el amor incondicional. Por otro lado, también podrías sentirte triste, vulnerable, insegura, sola, frustrada y culpada.
Me gustaría hablar sobre estas emociones en el posparto, son emociones que nadie te las dice por ser socialmente censuradas, pero estas podrían afectar a tu salud mental y bienestar.
La culpa por no llegar a todo, por no ser la madre perfecta que aparece en las películas y que te habías imaginado, por creer que no estás cuidando bien a tu bebé como crees que deberías estar cuidándolo o por sentirte mal por querer tener un tiempo lejos de tu hijo. La culpa nace con la maternidad y necesita ser trabajada. En consulta una paciente me dijo que hacía 10 años que se sentía culpable porque no dio de mamar a su hijo por sentir rechazo a la lactancia. Relacionaba los problemas que tenía con él actualmente con lo que pasó, tuvimos que trabajar en terapia la culpa y el vínculo. La culpa nace de un juicio social y, principalmente, de uno mismo. Muchas veces las mujeres son muy duras con ellas mismas en el posparto, es cuando más cuestionan su performance en su nuevo rol.
La frustración también es una de las emociones más comunes, sentirse frustrada con la maternidad, con relación a sí misma y con la pareja.
Aquí lo importante es trabajar las expectativas y aliñarlas con la realidad, porque, en ocasiones, idealizamos mucho la maternidad y la vida familiar.
El rechazo hacia la pareja es muy común, las hormonas bajan la líbido, las tareas domésticas se multiplican, el estrés por privación del sueño aumenta, tu interés y energía se centran en el bebé y muchas veces no te sientes apoyada y cuidada por tu pareja. Poco a poco la distancia puede dominar vuestra relación, empiezan las discusiones y nace el rechazo. Es importante que la pareja encuentre su rol en la nueva unidad familiar y que tú consigas comunicar tus necesidades en este momento tan desafiador.
También es clave aprender a gestionar el estrés. Ante el estrés cambian nuestros comportamientos; por ejemplo, antes era amable y optimista, ahora te falta la paciencia y estás siempre de mal humor. Estos cambios impactan directamente en ti misma y en tus relaciones.
La Soledad durante la primera infancia de la crianza es un tema poco divulgado. Parece que ya no eres mujer, profesional, esposa, hija o amiga. Te conviertes solo en madre a tiempo completo y te sientes muy vulnerable. Trata de relacionarte con otros adultos, no aislarte; una opción sería intentar conocer a otras mamás que viven la misma situación y rescatar tus antiguas amistades.
La baja autoestima es otra emoción habitual, todos los retos a los que se enfrenta la mujer al convertirse en madre le pueden hacer sentirse insegura e incapaz de hacer frente a tantas demandas. Dejas atrás una vida y una forma de ser que ahora son replanteadas y trasformadas por la nueva realidad, por esta razón se hace necesario rescatar algunos aspectos de tu identidad, pero también aceptar y permitirte crecer con esta transformación. Además, es esencial encontrar tiempo para el autocuidado. Cuando se disminuye la autoestima, la mujer corre un riesgo mayor de tener un trastorno depresivo.
La sociedad espera que las mujeres sientan alegría cuando nazca su bebé, pero las estadísticas dicen lo contrario; del 60% al 80 % de las mujeres viven otra emoción muy frecuente, que es la tristeza posparto. Esta conlleva algunos síntomas como la melancolía y el sentimiento de incompetencia e incapacidad de darle a su hijo lo que necesita. Esta tristeza muchas veces es incomprendida por los familiares, amigos y principalmente por la pareja. La tristeza posparto no requiere tratamiento ya que los síntomas suelen redimir en aproximadamente dos semanas; las rede de apoyo son lo más importante en este momento.
Sin embargo, si la tristeza, los cambios en el estado de ánimo y la ansiedad son muy fuertes, o si duran más de dos semanas y hasta 2 años después del parto, es posible que estés sufriendo depresión posparto. En esta situación es fundamental la intervención profesional, deberías empezar el tratamiento para que no se cronifique la depresión, te aseguro que con la terapia podemos recuperar tu salud mental y bienestar.
También te recomiendo la terapia, aunque no estés depresiva, puedo acompañarte en este momento de cambio.
Si quieres entender más respecto de la depresión posparto, puedes ver mi libro y curso ¿Qué me está pasando? Estrés, ansiedad y depresión; puedes encontrarlos aquí mi página web.
